martes, 25 de septiembre de 2007


El cactus dejó de crecer, yo no sé cuando les llega la primavera, ni porqué pueden perdurar en una igualdad insoportable.
La luz, ¡bah! en realidad la sombra de la luna le da oblicua creando diferentes figuras en conjunto con las demás cosas del escritorio reflejando un cuadro de misterio en la pared blanca.
¿Vos sabés cúando les llega la primavera?- pienso inútilmente en silencio, en una habitación
insultosamente blanca, en una habitación sin sentido agregado.
Si hubiera alguna respuesta para éstos interrogantes, quizá no me equivocaría tanto...
En el desvelo siento a la cosas que están ausentes, no se puede seguir...ignorar que cada uno sobrevive como puede, que cada uno se desea lo mejor y no importan los que quedan, se van...
la claridad es tan clara que me gustaría compartirla
sin embargo el cactus no florece y eso me preocupa...
¿Tendrá mis síntomas si es una planta? ¿ y si se acaba como los bombones de una caja o se desvanece como tus palabras de aliento?
¿Qué puedo hacer yo con ese (cuerpo)?
Lejos de las utopías creo que, muere.
Estoy entrando en confusión: el clima no corresponde con la estación, las horas del reloj tampoco con el tiempo.
¿Estás durmiendo? con seguridad no. Estás transitando otro mundo, de una realidad soñolienta que desconozco y te veo como cuando veo al cactus primaveral hablando deseando besando ¿sos vos? ¿o es alguien más que no conoceré nunca?
Pero quizá ahí estás siendo al fin.
No encuentro el encendedor, no quiero despertarme despertarte, las cosas en el cuarto se imaginan realmente hermosas con este alo lunar,
esos círculos disimuladamente marrones en tu espalda.
¿Tendrán vencimiento los recuerdos? para vos definitivamente
sino me recordarías igual que cuando te conocí.
La fecha expiró y nada se conserva en su sano estado la putrefacción ha llegado a mis manos, mis pies, mi boca, mi pelo...
¿ Es casual que tenga en cuenta este momento? sí creo costosamente en la casualidad,
te da y te quita de igual manera
no dejo de lado la responsabilidad, pero hay entre nosotros un dado con cuatro caras o más.
Quise tocar tus manos en un ritus de tacto, no me atreví con miedo a la indiferencia sustancial de una palma inaccesible de odio o abierta de cansancio.
Igualmente no estás tan lejos a dos segundos de memoria y un terror a chocarte en dirección opuesta en una reducción la habitación desaparece se hace polvo en el aire libre...

se para,
toma la diminuta maceta
camina pocos pasos hacia el baño abre la canilla
el agua corre vuelve al principio
coloca la plata en su lugar, ahora a la luz del sol
se sienta en la silla frente al escritorio
se reconforta
observa al cactus contempla al cuerpo que reposa en la cama
en la habitación blanca.

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